Cuando Sofía Zermoglio necesitó una silla de ruedas para salir del pozo y volver a la vida, recibió la ayuda inesperada de una mujer estadounidense que ya no la necesitaba. Esa actitud la marcó para siempre y sintió la imperiosa necesidad de ayudar a alguien, a quien fuere. Escribió entonces el libro "Donde me lleven tus alas". Todo lo que surgiera de la venta sería para ayudar a Eduardo Segovia, un joven de 21 años de Concordia, que padecía desde muy chico distrofia de Duchenne, una disminución progresiva de la fuerza en las piernas.
Completamente inmovilizado, Daniel necesitaba una silla para salir, como la había necesitado Sofía. "La silla a su medida cuesta u$s 16.000, porque tiene motor, micrófono y otras cosas más. Eso era lo que precisaba, no una silla normal que no pudiera mover", explica Sofía.
Cuando estaba todo listo y la ilusión de ella y de él eran supremas, Daniel murió de neumonía: el invierno se coló con fuerzas por las maderas de su precaria casa y su cuerpo debilitado no pudo resistirlo. "Todo lo hice pensando en él. Cuando murió, sentí que se moría todo. No lo podía creer ¡de neumonía! -lamenta-. Lo único que me consuela es saber que Daniel no murió pensando que era un olvidado del mundo".
"Donde me lleven tus alas" cuenta la historia de una joven que depende de una silla de ruedas y se hace amiga de una compañera de clase; el encuentro les cambia la vida a ambas. El libro se consigue solo por internet, dirigiéndose a la página www.dondemelleventusalas. com. Con el dinero que estaba destinado a Daniel, Sofía comprará sillas para dos chicos argentinos, que entregará en los próximos meses.